Habitación number two : Shana (no molestar a no ser que sea grave ^^U)

Profesores/Admin Cantidad de envíos : 157 Fecha de inscripción : 20/04/2008

Tras el incidente llegué a la habitación y comenzé a cambiarme de ropa, para ponerme un vestido bastante más ligero que la vestimenta anterior.

Me senté en la cama, mientras respiraba profundamente y me calmaba. Recogí el cabello fuego, que estaba alborotado en una coleta, y recogí el bloc de notas que había en la mesa. Saqué uno de los bolígrafos del cubilete del escritorio y me tumbé boca abajo en la cama, comenzando a hacer esquemas sobre la clase de magia del día siguiente, sin mucho más que hacer.

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Miré el reloj, ya era bastante tarde. Decidí salir a dar un paseo por el instituto.

Me vestí de nuevo, como si fuera un día de diario y salí de mi habitación, rumbo a la cafetería.

No sabía si estaba o no la profesora pero, para cuando ya era de mañana, me arriesgué a tocarle la puerta.

Cuando golpeé con mis nudillos tres veces, retrocedí un paso y esperé, estrujando mi vestido entre mis manos por los nervios.

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Regresaba a mi habitación después de un largo día de clases, problemas. Además había tenido que realizar una misión por la noche y estaa molida. Parecía que nunca iba a acabarse y en ese momento solo soñaba con las suves sábanas de mi cama.

Giré por el pasillo, hacia las habitaciones propias de los profesores.

Frente a mi puerta, se encontraba una de las alumnas de primer curso.
Me acerqué a ella, reconociéndola al instante.

- Hola Megara. ¿Te ocurre algo? -la pregunté con suavidad sin alzar demasiado la voz, por aquellos que aún dormían.

Para cuando ya creía que la profesora dormía, suspiré, resignada. Me giré para retirarme, mas, frente mío, se encontraba la persona que buscaba. Me sorprendí al verla fuera del dormitorio a esas horas; aún era muy temprano para algunos.

— P-Profesora ... —me arreglé la garganta—. Buenos días. Yo ... quisiera pedirle algo, si pudiera ayudarme a buscar a alguien —miré sus condiciones—. ¿Se encuentra cansada? Entonces, es verdad que tuvo trabajo durante toda la noche ...

Entrelacé los dedos detrás de mi espalda, apenada.

— Si se encuentra agotada, puedo esperar hasta que descanse ... —propuse, levemente decepcionada.

A pesar de mis enormes ganas de saber las condiciones de mi madre, no puedo dejar de lado la salud del otro.

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La miré con un sonrisa pintada en los labios.

- Todo depende de la magnitud de tu petición, Mégara.

Abrí la puerta del dormitorio y la invité a entrar con un suave movimento de la mano.

La habitación estaba muy ordenada, en las estanterías se apilaban cientos de libros ordenados alfabeticamente, las ventanas estaban abiertas, algunos exámenes y un ordenador reposaban sobre un escritorio, que se apoyaba sobre una pared, que estaba decorada con distintas fotografías de la profesora con alumnos, fotos de graduaciones pasadas, e imágenes de distintas criaturas completamente desconocidas para la alumna.

Coloqué un par de sillas a cada lado de una mesilla, mientras la indicaba que se sentara en una de ellas.

- Cuentame tu problema -dije mientras me sentaba, y moviendo agilmente los dedos, dos tazas de café aparecieron ante nosotras. Cogí la mía y le di un leve sorbo mientras miraba a la muchacha.

Tomé mi taza, haciendo un ademán de agradecimiento con la cabeza y tomé un sorbo.

— Bueno, pues ... Hace dos días mi mamá me mandó una carta diciendo que se iría a vivir a América Central para curar un problema que tiene en el pecho. Y hace una semana que tengo pesadillas que me obligan a levantarme a plena madrugada y no me dejan dormir más: en ellas aparece mi madre en el avión y éste pierde el control y caer en medio del mar. Todas son lo mismo.

Abracé la taza con mis manos, temerosa.

— Cada noche que pasa temo por la vida de mi madre ... Y el profesor Soul me dijo que usted controla muy bien la mágia ... ¿Usted podría ... decirme las condiciones de mi madre y en dónde se encuentra? —la miré.

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Chasqué la lengua en señal de enfado ante la mención del licántropo, per en apenas milisegundos, volví a mirar a la chica con mirada comprensiva.

- Lo que me pides no es fácil Mégara, pero tampoco imposible. A veces, las personas no qieren ser encontradas, de todas maneras intentaré hacerlo, pero antes...

Fruncí el ceño mirándola fijamente durante unos instantes. Acto seguido cogí un coletero y recogí mi rojizo cabello, dejándolo caer en una coleta sobre el hombro. A pesar de que mi voz reberveraba con un matiz misterioso, mi expresión facial era completamente calmosa cuando la pregunté:

- Dime Mégara... ¿alguna vez has tenido el don de la premonición?

Me encogí levemente al verla fruncir el ceño.

— ¿Premonición? —negué con la cabeza—. Hasta donde tengo entendido, solo tengo el Don de traspasar cosas materiales ... ¿Cree que ... mi sueño es una premonición?

Se me llenaron los ojos de lágrimas ante la idea. No, por favor, que no sea eso.

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Guardé un breve silencio para que se calmara antes de volver a empezar a hablar.

- El don de la premonición o precognición es la supuesta capacidad de conocer hechos con anterioridad a su acontecimiento e independencia de su situación espacial, es decir, independiente de tiempo y espacio. La mayoría de las veces, las visiones llegan en sueños, o en inesperadas imágenes mentales en la cabeza que jamas fueron pensadas. Pero todo esto no quiere decir que tu poseas ese don o maldición. Puede que sea el amor, tu preocupación hacia tu madre lo que te haga soñar esas cosas, porque te da miedo lo que la pueda pasar si tu no estas a su lado.

Hice una parada para respirar y evaluar la expresión de la niña, aunque pronto desvié la mirada.

- Ahora estoy muy cansada Mégara. Vuelve más tarde y podré invocar la imagen de tu madre.

Me quedé pensativa ante aquélla información. La miré.

- Si, siento mucho haberla molestado, profesora. Gracias por recibirme. Descanse bien - me despedí, sonriente.

Me levanté y salí, cerrando con descancio la puerta detrás de mí. Me fui hacia donde pensaba que se encontraba mi propio dormitorio.

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