Primera inspección

Pasos. El único sonido que escuchaba eran mis propios pasos. Con unas mochilas cargadas en la espalda con mis avalorios, ropas y documentos que no me importaba lo más minimo cargar por mucho que pesasen, cada giro que daba tenía que quedar grabado en mi mente para formar un plano del edificio cuanto antes mejor. Acababa de llegar, pero que mejor momento que cuando eres un desconocido que ese para inspeccionar una zona. Sí, era una buena idea no toparme con nadie por el momento, hasta que encontrase las habitaciones y hubiese podido informar a Okus-san. Si iba a vivir allí lo primero que había que hacer era limpiar y acomodar la zona de asperezas, y no me refería precisamente al polvo de las habitaciones; aunque de todas maneras tenía la ligera sensación de que le costaría mucho menos a él que a mi poder limar esas asperezas sociales. Pero era una misión, no había discusión que valiese.

Pasos, era lo único que escuchaba por el momento.

Pasada ya una media hora aproximadamente seguía sin haberme encontrado con nadie. Aunque en un primer momento eso era lo que pensé más conveniente, comenzaba a creer que la actividad de aquel centro era muy reducida, que no dejaba de ser ni bueno ni malo. Por un lado era más facil mantener controlada a la gente necesaria y por otro lado costaría un poco más hacer mención sobre el nombre de la familia Okus. Empecé a considerar buena idea entablar una conversación con alguien, pero ante la soledad de aquellos pasillos decidí ir caminando tranquilamente esperando encontrarme con algun profesor que pudiera darme cobijo en alguna de las habitaciones que estuviesen libres. No era necesario tomar ninguna habitación por la fuerza, aunque si entraba en alguna dudaba mucho que estuviese ocupada. Empezaba a sentir aquel lugar cada vez más solitario.

Aún enfadada con el licántropo y aanzando por el largo pasillo me detuve delante de una de las vitrinas que contenían los trofeos de la escuela en distintas pruebas deportivas e intelectuales.

En aquel extremo del pasillo, donde apenas había clases (que actualmente estaban cursando) hoy unos leves pasos del final del corredor.

Mi extraordinaria vista proveniente de la sangre vampírica me demostró que aquel eraun nuevo alumno, y con una cálida sonrisa me acerqué hasta a él.

- Buenos días chico. ¿Eres nuevo aquí? ¿Necesitas ayuda?

Un ligero choque de emociones llegó con aquella mujer. Por un lado casi pareció asomarse una ligera y fugaz sonrisa de la comisura de mis labios, pero por otro lado el hecho de que me llamara chico de ese modo haciendome tan pequeño me sentó un poco mal. Entendía que estaba en su derecho, pero nunca me había gustado que me tratasen como a un niño, e incluso de pequeño me hacía notar entre los demás por gustos más "avanzados" que los de mi edad. No podía pararme a pensar de todas maneras, la mujer estaba en su derecho de tener una respuesta.

-Así es. Soy Ujio Okus -me presenté con una leve reverencia- estaba pensando en donde poder alojarme de quedar alguna habitación disponible, y... creo que lo mejor es que fuese una habitación doble -añadí con cierto halo de misterio y duda.

Mi rostro no mostro excesiva amabilidad, aunque tampoco quería parecer demasiado distante. Aquella mujer parecía mayor de lo que tenía entendido yo como alumno del centro, supuse que sería una de los profesores del centro, aunque descartaba que fuese la directora. No me daba esa impresión aunque bien podía equivocarme, como ya había pasado en más de una vez.

- Encantada Ujio, soy Shana, una de las profesoras del centro... si necesitas algo solo tienes que pedírmelo.

Cabeceé unos instantes antes de seguir hablando.

- Las habitaciones son individuales, las encontraras entres el segundo piso y el primero. Busca una que no tenga ningun nombre en la puerta y escribe el tuyo en el tablero que hay en la puerta. Todas son individuales pero las camas son de tamaño grande... pero es preferible que no te pillen con ninguna chica dentro -recomendé con una risa cristalina.- En fin, te dejo, ya sabes, tienes a todo el cuerpo docente a tu disposición, pero no te recomiendo a Soul, cierto licántropo tocapelotas.. -murmuré mientras acariciaba con la lengua uno de mis colmillos.

Sacudí la cabeza y comencé a andar por el pasillo hasta la clase.

Me giré una vez más para decirle:

- Ah... aunque solo poseo 19 años fisicamente, soy la profesora de criaturas mágicas y control de la magia en los cuatro cursos superiores, así que probablemente seré una de tus profesoras dada tu edad. Puedes preguntarme lo que quieras - sonreí de nuevo- ¡Suerte y bienvenido!

Me giré y salí por la puerta del fondo.

Cuando perdí a la chica de vista arqueé las cejas y cerré los ojos. Cada vez tenía más claro que las relaciones sociales no era una de mis dotes. Me volví en la dirección indicada a las escaleras para subir al segundo piso mientras pensaba en el inconveniente de que las habitaciones fuesen individuales. No por el hecho de tener a una compañera en la habitación como había querido denotar Shana-san, si no más bien por el hecho de que así mi superior podría estar más vigilado a la par que tranquilo. Pensé en la posibilidad de "reservar" la habitación adyacente a la mía, así al menos podría tener un tanto controlada la entrada y salida de personas de la habitación de Nokus-san.

Mientras me adentraba en el edificio pensé en las asignaturas que impartía Shana-san, sin duda la de control de la magia era una de las que más me interesaba, así que tendría que intentar no meter demasiado la pata con ella.